Los aceites esenciales y las plantas que los contienen
Ciertas familias de plantas, una cincuentena, saben sintetizarlos mejor. Es el caso, por ejemplo de las labiadas (menta, melisa, tomillo, lavanda...). Los aceites esenciales y las plantas se encuentran en todas las partes de las plantas, en la semilla (anís, moscada), en la raíz (jengibre, vetiver), en el tronco (sándalo, palo de rosa), en las hojas (limones, eucaliptos) y sobre todo en sus flores(rosas, azafrán…)
En las diferentes partes de las plantas, las esencias son almacenadas, localizadas o sintetizadas en lugares bien precisos, especializados, próximos a la superficie de la planta. Así es posible encontrar los aceites esenciales, retenidos en células especiales, en bolsillos, pelos o canales secretos.
Al triturar las plantas, se deterioran estas estructuras, liberando entonces todas las esencias contenidas.
La composición y la naturaleza de los aceites esenciales y las plantas pueden variar según donde son sintetizados. El ejemplo del naranjo amargo es remarcable. La corteza del fruto contiene aceite esencial de naranja amarga o “aceite de curasao”, la hoja y los pequeños frutos “esencia de pequeños granos de naranja amarga” y la flor “esencia de azahar”.
Sin embargo, ciertas esencias se encuentran en la planta en forma de precursores. Es el caso, por ejemplo, del ajo y de la cebolla. Es triturando la planta y destruyendo ciertos tabiques lo que nos va a permitirle contacto entre un precursor y una enzima. Esta última transformará la aliína (poco oloroso) en aliicina que da todo olor al ajo machacado
La composición de las diferentes sustancias que componen un aceite esencial puede variar enormemente. Hablamos de razas químicas, para la misma planta el caso del tomillo es ejemplar. Contamos con numerosos quimiotipos para la misma especie vegetal. Además, esta composición puede variar según el ciclo vegetal, es el caso de la menta y del hinojo.
En fin, las técnicas culturales, el clima, la naturaleza de cada planta intervienen en esta composición. Esta variabilidad, aporta toda la riqueza olorosa de las esencias, y exige una vigilancia y un control exhaustivos para asegurar la calidad del los aceites esenciales y las plantas en cuestión.
